Mar del Tuyú. Argentina
América del Sur,  mochilero

Un nuevo viaje por Argentina

Un nuevo viaje por Argentina

Mi tercera visita al cono sur

La visión de un extranjero

Esta es mi tercera vez en sudamérica. Tercera vez pisando tierra argentina y ya no sé cuantas veces en Buenos aires. Es probable que esta sea la ocasión que menos excitación he sentido. Es posible que sea porque la ciudad, muy vibrante, se ofrezca más al que quiere vivirla intensamente, al que la desea nocturna, que a alguien como yo que cada día valora más la tranquilidad. No estoy en esas. De hecho lo noto a la hora de buscar un hostel, lugares en los que me gusta pernoctar, ya que suelen ser muy calmados y no muy ruidosos.

En esta ocasión, también, mi idea ha sido visitar amigos, grandes amigos, que de nuevo despliegan su generosidad y amabilidad ofreciendo más de lo que uno puede imaginar. Es algo que valoro mucho de los argentinos: Su inmenso altruismo.

Mar de Tuyú


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Hospitalidad

Vendría a ser, la hospitalidad, uno de los rasgos principales que yo destacaría en los argentinos. Obviamente es experiencia propia, pero no me creo un ser especial al que le dan cobijo. El hecho es que ese sentimiento viene de muy atrás, desde que voy pisando la Argentina estos últimos años. Cierto es que en algunos momentos yo me siento un invasor, usurpador de una intimidad asaltada por un  tiempo. El sentimiento no deja de ser una ilusión, en mi opinión, creada por la incapacidad de agradecer.

Más allá de esto, mi compromiso con la militancia en hostels es férrea. Una vez más insisto en la idea de colocar a los hostels en un lugar predominante en las aventuras viajeras. Me parecen lugares fenomenales para entablar buenas amistades, pero sobre todo para conocer mejor el sitio en el que estás. No hay mejor manera de conocer el país que visitas que el de pernoctar en hostels. 

En ocasiones siento que vivo dentro de una telenovela, en una serie de esas en la que los capítulos no tienen porque seguir un orden establecido y cada parte no sigue al anterior ni tiene relación con el siguiente.

Mercado de San Telmo. Buenos aires.

En cada uno de ellos aparece un personaje diferente que reina en el capítulo. Encontrar cada día un viajero con las mismas inquietudes, pero con una vida diferente a la tuya que puede aportar experiencias y reflexiones es mucho, enriquece al máximo y hace que te sientas la persona más afortunada del mundo, porque hoy en día es como me siento. Sentarme en un sofá, rodeado de personajes tan dispares, amparado por la tranquilidad y la paz que te da el sentirte parte de lo que ahí se crea, es un regalo que solo recibes cuando te animas a conocer experiencias alejadas de esa zona de confort que nos inventamos en nuestros lugares seguros.


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Una pequeña decepción

Ha coincidido que en las fechas en las que he aterrizado ha comenzado la copa América Conmebo de fútbol. Iba yo con las expectativas muy altas pensando que un partido inaugural de la celeste podía ser motivo de entusiasmo por parte de la población, pero lo cierto es que la gente aquí se lo ha tomado con calma y poca excitación sentí yo en el día de ayer. Era el día de la bandera, feriado, pero por las calles pocos guiños visuales se percibían. Aunque a todos los que les preguntaba me contestaban con frases del tipo «Somos campeones del mundo, nos emocionamos cuando queremos» o «es una copa de leche, hasta semis no hay que ponerse nervioso», para mi que lo que pasa es que a día de hoy hay más hambre propiamente dicha que de títulos.
Los ánimos están por los suelos, el país está fatal, pasando una crisis tremenda y quizá el entusiasmo que yo lo esperaba más activo no sea tan así. Tras escuchar los dramas que me cuentan uno entiende que las cosas no estén para tirar cohetes.

Escribí estas palabras antes de que Argentina se clasificara incluso. Unas semanas después y a punto de jugar la final de la copa la cosa sigue igual. Al final me quedo con la idea tras recopilar comentarios por aquí y por allá: Ya la ganaron hace unos años, ganaron el mundial, hace frío, los partidos son tarde y la situación actual no ayuda en absoluto.

Argentina está triste y se nota.


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Memoria. Nunca olvidar.

Hoy por fin he cumplido con una deuda que era dolorosa. Hoy Jueves a las 15:30 me he acercado a la plaza de Mayo en Buenos aires y he podido asistir a una marcha que se viene realizando desde hace más de 4 décadas.

Hace 47 años 14 madres se reunieron por primera vez frente a la casa Rosada, en plena dictadura, para exigir información sobre sus hijos e hijas que habían sido secuestrados y de los que no se sabía nada. Todos los jueves desde entonces, dictadura mediante, las madres de esos desaparecidos y otras tantas que se unieron han venido haciendo la marcha rodeando el pequeño obelisco que hay en medio de la plaza de Mayo en frente de la casa rosada. El 30 de abril de 1977 comenzó la mejor lección de amor, lucha y resistencia que nuestras Madres nos dieran y le dieran al mundo entero, iniciando su histórica marcha en el centro de la emblemática Plaza de Mayo.


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Una opinión personal

La sensación, para un extranjero que todavía no conoce bien, a fondo, lo que se cuece en este país tan interesante y fascinante, es que efectivamente es un país, pero no estoy del todo seguro de que sea una nación entendida como un grupo de personas unidas por una cultura común viviendo bajo un mismo gobierno.

¿Hasta dónde llega esa cultura común? porque cada vez más estoy convencido de la multiculturalidad del país y que la diversidad en cuanto a tradiciones es amplia y mucho, más en un país tan extenso. De hecho creo, sin ánimo de herir sensibilidades, que Argentina es un conjunto de naciones dentro de un enorme terreno en el cono sur.
Con esto digo que no está nada mal hacer un ejercicio de introspección, reflexionar sobre el lugar en el que vivimos y junto a quienes vivimos y abrir la mente para entender que más allá de himnos, banderas y colores, hay un pasado que dicta el presente y esperemos que el futuro.

Yo como caminante observador ajeno a nacionalismos y símbolos veo que los pueblos defienden su cultura y que después aparecen los símbolos generales que en muchas ocasiones más que unir separan.


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Conexiones

Otra de las cosas que estoy viviendo es la reactivación de contactos con personas que he ido conociendo en mis viajes. Antes de ayer estuve cenando con amigos y una de ellas era una chica con la que coincidí en Salta y Tilcara, Argentina.
Hoy estuve charlando con otra amiga que ahora anda por Malasia y otra chica alemana que me saludaba desde Macedonia, camino a su casa después de dos años viajando habiendo pasado una temporada en Tanzania. Qué sensación tan maravillosa seguir teniendo ese contacto desde diferentes partes del mundo.
La conectividad tecnológica bien utilizada es una herramienta potentísima, que aunque parezca, a veces, una jaula en la que estamos encerrados, paradójicamente, en ciertos momentos nos presenta su lado positivo, eficaz.
No siempre te pones en contacto con toda esa gente que has ido conociendo, pero de hacerlo sería para darse cuenta que lo importante de viaje, digan lo que digan, son las personas.

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