Viajando por la Mesopotamia argentina

Viajando por la Mesopotamia argentina Un continente en si mismo Estoy seguro de que más de un lector pensará que soy un ignorante o que me he vuelto loco cuando digo que estoy viajando por la Mesopotamia argentina. No les culpo, de verdad que no, hasta hace poco tiempo yo mismo pensaba que eso no existía en Argentina. Pero amigos míos, incrédulos lectores, tengo que anunciar que sí, que la región de la Mesopotamia argentina existe y está muy viva. Esta extensa área está compuesta por tres interesantes provincias, muy ricas en lo paisajístico, faunístico y en donde se mantiene una especial relación con los ríos que las rodean. Misiones, Corrientes y Entre ríos son provincias que pertenecen a lo que podría considerarse una isla enorme dentro del continente. Puede parecer extraño, pero si uno se pone a mirar el mapa de Argentina podrá hacerse una idea de lo que me corre por la cabeza al escribir esto que ustedes están leyendo. La sensación que yo tengo cuando estoy por esta región es la de que esté paseando por un país diferente. Esto no es nuevo, se lo he contado ya en alguna otra ocasión y es que me suele pasar también cuando estoy en el norte, me pasa cuando viajo por el sur o cuando piso alguna región alejada de aquella que he visitado unos días antes. Ante esto casi podría decir que Argentina es un continente en si mismo separado de alguna mágica manera de sudámerica. Viajando por la Mesopotamia argentina La costa del río Uruguay Estuve unas semanas pegadito al río Paraná y fue una experiencia increíble, pero dejé de lado la posibilidad de conocer esta parte de Entre ríos. Me aconsejaban venir, pero por vagancia, y no por otra cosa, pasé de ello. Ahora pienso que fue uno más de esos errores que he ido cometiendo en mi viaje y que tengo que subsanar de alguna manera.Cuando decidí dejar el sur y volver a Buenos aires iba pensando qué proyecto de viaje podía construir hasta que volviera a España. Entonces fue cuando pensé en recorrer esta franja de territorio argentino animado también por las buenas sensaciones que me había dejado la provincia de Corrientes y lo bonito de la parte de Misiones que había visitado. Mi plan era claro, siempre con la incertidumbre de cómo, aunque cristalino ante las miles de posibilidades que te ofrece este país. La idea era ir subiendo hacía el norte conociendo alguna de las ciudades que me han ido recomendado aquellas personas que las conocen bien. Así que, arrancaría mi viaje en Concepción del Uruguay, pasando por Colón para ver por fin el parque nacional del Palmar y desde ahí animarme a visitar los Esteros del Iberá, Yapeyú y los saltos del Moconá. Primer paso entonces fue visitar la ciudad que me recomendaron enérgicamente: Concepción del Uruguay. Ahí que me fui en un bus desde Buenos aires. Cuatro horas que se me pasaron rápidas por dos razones. La primera la vengo contando desde hace meses y es que me he ido acostumbrado a trayectos mucho más largos por carretera y la segunda es que la belleza del paisaje es abrumadora. Concepción es una ciudad tranquila, organizada y lugar de peregrinación turística cuando los calores aprietan gracias a sus playas fluviales. Desgraciadamente el río que las baña estos días y desde hace una par de semanas, está a unos niveles altísimos de crecida por lo que pude disfrutar poco de estos lugares que hacen tan especial a la ciudad. De hecho contemplé imágenes en los márgenes de orilla típicos de riadas que sufre mi ciudad cuando el Ebro viene crecido. Por cierto, como atractivo histórico turístico también podéis encontrar el mausoleo de Justo José de Urquiza en la Basílica de la inmaculada concepción de la localidad. En todo caso, siempre hay algo positivo que sacar en claro y en este caso fue poder disfrutar de un paseo por toda la ciudad, pero en especial por la anécdota que viví en la escuela normal de profesores de la ciudad. Caminando por las calles de la ciudad vi a lo lejos una construcción que me llamó la atención, me acerqué, entré al patio anterior al hall de la escuela y unos chicos me pidieron que les hiciera una foto. Tras hacerla me preguntaron si era español, se lo confirmé y me puse de nuevo la música en mis auriculares. A los pocos minutos un señor muy amable me vino a preguntar si no me apetecía conocer mejor el lugar. Estas cosas son las que me siguen sorprendiendo de Argentina. No de toda, porque hay lugares en el país en donde no me ha pasado ni creo que me pase, pero en Entre ríos, por ejemplo, ya he vivido algo similar. El caso es que fue una charla muy amena mientras este docente me iba enseñando el interior de la escuela. De hecho incluso me presentó a la rectora del centro con la que estuve hablando también un ratito. No creo ser merecedor de tanta atención, pero en todo caso, les agradezco tanta amabilidad por su parte. Colón por su parte me acogió maravillosamente bien con sus calles principalmente de tierra salvo la parte comercial, una zona repleta de uruguayos que pasan a la Argentina a comprar a precios más baratos, a almorzar o beber más económicamente. Dadas las fluctuaciones financieras en la zona hoy al ciudadano del Uruguay le viene de perlas cruzar ya que la diferencia en cuanto a precios es abismal. La ciudad tampoco tiene mucho más interés, es tranquila, tiene su costanera, pero como también sus playas estaban inundadas, el encanto que puede tener en verano se disipó totalmente a mi paso por la localidad. Viajando por la Mesopotamia argentina El Palmar El parque nacional del Palmar en la provincia de Entre ríos es uno de esos lugares de los que tan orgullosos se sienten los habitantes de esta región. Un extenso lugar en donde puedes disfrutar de las maravillas …