América del Sur

Es argentina, no lo entenderías.

Viajar te da, pero también te quita.

He llegado a la provincia de Córdoba en Argentina. Me comentaban ya desde el norte del país que es una provincia bonita. No tiene las alturas de Jujuy en sus montañas, tampoco tiene paisajes demoledores e inmensos, lo que tiene Córdoba es lo idóneo para vivir en armonía perfecta con la naturaleza. Es embriagador ese espíritu de conexión con lo rural, de buena vida, de paseo vital tranquilo y sin estrés, que es lo que yo he notado.

En ese sentido quizá debería nombrar en primer lugar la villa de Carlos Paz. Más que una villa a mi me parece una ciudad, una urbe tranquila, con mucho comercio y hostelería dedicado al turismo, aunque a comienzo del invierno no encuentras las masificaciones que se le suponen. De hecho, creo, a mi me lo parecía, debía ser yo el único extranjero en toda la ciudad.

Carlos Paz es la dueña del lago, sus edificaciones recuerdan claramente a las que puedes encontrarte en la costa del sol española, y no solo por las de los habituales residentes, también los hoteles, los casinos, los locales de espectáculos están dirigidos al turismo que en temporada alta se me antoja agobiante como en la costa mediterránea.

Pasé unos muy buenos días disfrutando de las vistas del lago, de su tranquilidad, de paseos mirando a habitantes haciendo picnics o a jóvenes saltando en skate. Yo lo recomendaría porque además cerca hay lugares donde puedes mezclarte algo más con la naturaleza como en Cabalango o visitar más al sur Mina Clavero. El tiempo no me dio tampoco para visitar toda la provincia, fue poco  lo que conocí. Lo que sí me enamoró, cambiando de tema, fue el acento cordobés. Si ya de por si a los españoles nos suele gustar el acento argentino, el cantito en esta región es insuperable. Alargan las vocales y dejan volar la palabra alargándola seleccionando la idónea para que la frase en conjunto suene rítmica. Además de ésto, las coletillas. En nuestro país sonarían osadas, vacilonas, atrevidas pero mal. La principal que recuerdo sería papá. Al menos a mi me la han dicho infinidad de veces, esa y maestro, o genio. Lo que para nosotros sería eso, un vacile, aquí suena bonito porque va sin sarcasmo.

Ermita en la cumbrecita. Argentina

Córdoba capital me dejó indiferente, como ciudad digo. Una ciudad, ya está. Anduve unos ratos por ella, al lado de nadie, solo o en compañía de amigos. No puedo decir nada especial de ella, ni no especial, paseé por el centro y no me pareció nada del otro mundo. Charlé con alguien, pero no encuentras el calor de lo rural. Respecto a ésto último, lo rural, cositas curiosas. Visité Villa General Belgrano. Una villa, dejémoslo ahí, de tamaño medio muy liampia y organizada. Su carácteristica principal es que parece un pueblo alemán. De hecho está fundada por alemanes y suizos, así que algo de ese caracter queda, sobre todo orden. Es de las pocas ocasiones que he visto a un guardia gestionando el tráfico, algo muy poco habitual en argentina. El hecho es que te sientes muy cómodo en la villa, caminando tranquilo incluso por la noche, rodeado de tiendas adornadas con detalles en madera barnizada trabajada a mano, por supuesto el punto destacable sobre ésto es el cartel que anuncia el Oktoberfest en uno de sus parques céntricos.

La cumbrecita está a una hora de omnibus. A priori es uno de los reclamos de la zona y sí, es un pueblo muy bonito repleto de detalles germanos como en la villa de Belgrano. Lo que pasa es que es lo más europeo que he visto en el país y no llama tanto la atención a alguien como yo que tiene pueblitos del pre pirineo al lado de casa. Es bonito sí, con edificaciones de madera de estilo bávaro, pero a mi me resultó muy común. En todo caso bien merece la visita por disfrutar del propio trayecto y es que me topé con un precioso atardecer de colores, un manto de diversos tonos que cubrían y arropaban las llanuras amarillas habitadas por reses que no levantan cabeza y caballos de multiples colores en el momento perfecto de la hora dorada. Esas son las campanitas que han sonado en mi cabeza en este viaje, como una alarma que avisa cuando algo te llena de placer visual. Inmensas líneas rectas trazadas en la carretera que esquivan la monotonía en el momento que el cielo deja paso a la hora azul, explotando en una relación abrumadora al estar disfrutando de bellas melodías que amenan las horas de bus, mezcladas con los recuerdos de momentos pasados y representados casi virtualmente en la pantalla que hace la ventana de cristal del bus. No me ha sorprendido que mis ojos desearan soltar lágrimas enamoradas de la región que he estado visitando durante algo más de un mes.

Digo que no vi mucho de la provincia, pero aún así y con todo una idea pude hacerme de lo que significa Córdoba para los turistas provinciales. Ríos, ollas o pozas, saltos de agua, naturaleza, cerros, sierras y pueblitos. Pueblos quizá no tan pintorescos como Villa General Belgrano, y sí catacterísticos de la zona. Como caracteristico hay algo que me llama mucho la atención y es el parque automovilistico, porque disfruta de carros o camionetas que nosotros solo vemos en las series de reallityes americanos como el de Gas Monkey Garage. Parece ser que aqui el estatus te lo da una pick up, pero el que no puede pagar una actual se divierte con una ford de los 80 o incluso de los años 70. A mi, aun no siendo un amante de los coches, me hacen disfrutar por lo diferente a lo quie veo en mi ciudad y no solo pick up, también de carros muy gringos de los años 70. Como decía un amigo argentino: Todo suma, Txema, todo suma.

Los pueblitos suelen estar formados por casas bajas, talleres humildes, tiendas de ultramarinos y restaurantes donde la variedad gastronómica no es muy extensa, anunciandose los mismos platos en todos los restaurantes. El que disfrute con esos platos va a gozar, eso téngalo en cuenta.

Otra cosa que me ha enamorado han sido los perros callejeros. No sé si lo nombré anteriormente, yo creo que sí. Los amo porque son el amor y hay un buen montón de ellos abandonados y por norma bastante amables y tranquilos. En más de una ocasión me han seguido o como poco me han dejado acariciarles. Ahora que lo pienso en frío, la cantidad de bichos que he visto en argentina es importante, cosa que tampoco es habitual en mi lugar de residencia, 

En gerenal la provincia de Córdoba me ha gustado y aunque he estado con gente que me ha hecho la estancia más agradable, he echado de menos más contacto con viajeros en los hostels. Quizá ha sido culpa mía o que los hostels de ciudades grandes no son lo mismo que los chicos, capaz sea así. Es contradictorio, porque siempre apunto que me gusta viajar solo, pero aqui, gracias a los viajeros y staff argentinos de los hostels me he enganchado a la cháchara, conversación, reunión e incluso transporte con otros viajeros. Me han regalado y he ido regalando cosas, sobre todo ropa. Unas veces por corresponder, encantado de hacerlo, el buen gesto, otras porque me sobraba alguna cosa y otras, como en La Rioja, por encontrarme con un fan argentino de KaseO y los violadores del verso. A este mozo, al que creo que no le pregunté el nombre, al ver yo su enorme pasión por la banda, le entregué mi camiseta de Rap Solo de los violadores del verso. 

Ahora, para variar, voy escribiendo en un bus. Buses, a los que ahora, desde la ignorancia porque no estoy del todo seguro como llamarles, a veces les digo micros, otras bondis, las menos, y en otras ocasiones Omnibus, cambiando uno por otro a mi antojo. Mi acento dicen que ha cambiado un poco, que es raro y es que mezclo palabras, tonos, subacentos y expresiones. Una algarabía que no evito pero que seguro está dando patadas al léxico argentino. Pues eso, que voy en un bus camino a Paraná a encontrarme con otros buenos amigos. Otro placer que ha venido acompañándome estas semanas; Socializar con argentinos.

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