Asia,  mochilero

Camino a Chiang Mai

Buscando el norte

Otro de esos títulos que me ha hecho romperme la cabeza para que quedara original. También éste es muy ilustrativo. Obvio se refiere a que dejé hace unos días la capital y en mi camino a Chiang Mai me fui en tren a Phitsanulok para desde ahí dirigirme a Sukhothai y acabar en la ciudad de los templos. Como spoiler ya os adelanto que no fui a Chiang Rai

La idea original era cruzar a Laos, pasando por la ciudad del templo blanco, haciéndome 11 horas de bus más la frontera para ir a Luang Prabang, desde ahí acercarme a la capital, Vientiane, y tomar un tren nocturno hasta Bangkok. Pues bien, todos esos planes se fueron a tomar viento y no porque haya habido algún problema, sencilla y llanamente no voy porque no me apetece. Es que a ver, siendo casi virgen en Asia, no me apetece meterme mucho en berengenales. Un tal Antonio, un viajero, parece ser, muy experimentado me dijo en Salta, Argentina, cuando le conté que iba a venir a Tailandia, que me fuera a Laos. Yo lo pensé como algo excitante y no está mal pensado, pero vamos a ver, con las palizas de bus y tren que me he estado pegando, con el tema de los visados y fronteras y que es mi primera vez por el sudeste asiático, con haber venido hasta aquí y en unos días cruzar a Camboya tengo suficiente. Es así, no soy tan aventurero, vamos a dejar las cosas claras desde ya. Yo digo que soy un inconformista, pero en el fondo soy bastante conformadico, como dicen en mi ciudad. Estoy bien, estoy tranquilo, estoy viendo cosas chulas y con eso voy que chuto. Quiero fotografiar Siem Reap, pues ya está. Me voy en un tren nocturno a Bangkok, pasaré una noche ahí y reservo ticket para ir a Camboya y asunto concluido. Aquí paz y después gloria. 

El caso es que me fui en tren a Phitsanulok, ciudad de entrada al norte del país. En realidad es una parada antes de visitar Sukhothai y sus ruinas camino a Chiang Mai. Como toma de contacto con una Tailandia más rural no está nada mal; es cómoda, tranquila, se come bien, tiene un paseo interesante y algunos templos guapos. Estuve solo una tarde ya que al día siguiente de buena mañana me animé hacia la estación de bus y me fui a sukhothai, a la ciudad vieja para más señas.

La ciudad vieja de Sukhotai también me gustó, estuve la mar de bien y comí el que puede ser el mejor Pad Thai de toda mi vida y posiblemente del mundo, al menos así se anunciaba y la verdad es que estaba que te mueres de rico. Además de eso alquilé una bici y recorrí las ruinas que la hacen famosa. También están muy bien, qué demonios. No son muchas y andan por ahí desperdigadas, no todas, algunas sí ya que están fuera del recinto principal. Me lo pasé bien, cantando la cancioncita de verano azul y recordando mis tiempos de jovenzuelo, porque hacía años que no pedaleaba. Hasta esa fecha la Tailandia alejada de Bangkok me estaba gustando. Otra cosa fue el llegar a Chiang mai tras 6 horas de bus y una de retraso, aquí las cosas han sido agridulces. Me voy a explicar si me le lo permitís.

Buda en Sukhothai
Phitsanulok
Sukhothai
Golden temple chiang Mai

Lo de la supuesta autenticidad que los viajeros y turistas encuentran en Tailandia y el rollo ese de lo puro y blabla no deja de ser un poco patraña. De hecho la Tailandia que estoy viendo yo tiene mucho de vivir para el turismo de masas. Aquí lo que muestran los tailandeses es lo que les conviene. Son sensaciones muy personales mías, obvio. Me recuerda un poco a japón en ese sentido, si vives o trabajas ahí siendo extranjero conocerás más, pero siendo un turista o viajero ocasional vas a vivir autenticidad leve. Y puestos a recordar, también por momentos me recuerda al levante español y el turismo que se recibe en masa, vamos, que para según qué cosas no es necesario recorrer miles de kilómetros. Lo digo por el ambiente que se vive por estos lugares tan turísticos como Chiang mai. No quiero imaginar lo que tiene que ser Phuket, acojonante tiene que ser eso.

Casi todo está enfocado al turismo, desde el alquiler de motitos, como los masajes y los llamamientos de chavalas jóvenes para que entres a sus locales, los pubs en los que te encuentras a viejos, principalmente ingleses, rodeados de más chavalas jóvenes, la cantidad de hoteles o las excursiones a los mismos lugares para todos; ésto es un negocio y la autenticidad brilla por su ausencia. Me reía hoy al leer un cartel en la oficina de una empresa de excursiones: adventure ponía, como si fueras a vivir una experiencia a lo Indiana Jones del palo. ¡Conozca la Tailandia rural junto a diez jóvenes como usted, rubios y con los ojos azules! o ¡apúntese a un curso de cocina tailandesa, será la envidia de su grupo de amigos cuando vuelva a su ciudad!. Todo muy original, puro y creíble.

También está la zona sórdida en chiang mai, como no podía ser de otra manera. Con sus clubs, sus chicas jóvenes, sus masajes con un más que probable happyending y su lugar para combates de muai thai para turistas. La verdad es que lo tienen muy bien montado. Es lo que tiene ser uno de los países más visitados del mundo, que hay que aprovechar el tirón.

Dicho todo ésto, y lo cuento ahora porque si no se me olvida, voy a dar mi opinión sobre lo que me ha parecido Chiang mai a nivel sociocultural. La ciudad está bien, es posible que hasta merezca la pena venir hasta aquí para pegarte un par de días de visita, no sé si venir de propio con un vuelo directo o qué, eso debería decirlo los expertos en Tailandia que han recorrido el país. Si me preguntáis a mí si la recomendaría, la respuesta es que depende. Yo no vendría de propio, pero porque yo no soy muy fan de los templos, ni me flipan las excursiones. No me he planteado ir a ver elefantes, ni hacer trekkings ni nada por el estilo. Pasaba por aquí y aquí me quedé, pero sin mucho ánimo por hacer miles de actividades, porque no venía para eso y el rollo de turisteo de masas a mi me cansa y me pone un poco tenso. Mi último viaje por argentina así lo dejó claro: No me gustan las excursiones, aunque a veces no te queda otra y hay que tragar, pero aquí no hay tanto interés por llegar a según que sitios como sí lo había en el país sudamericano.

En Chiang Mai hay más de 300 templos, dudo mucho que los veas todos, pero vas a ver un montón de ellos. Vas andando por la calle y te los vas encontrando. La gran mayoría de ellos son muy bestias para bien, muy engalanados, muy guapamente construidos, algunos son muy Kitsch, en otros encontrarás la relajación total, pero lo que si que llama la atención es lo bien cuidados que los tienen y no me extraña, hay una cantidad importante de mini monjes que se dedican al cuidado de los templos. Son unos monjes esclavos que hacen las tareas de cuidado e incluso de venta de abalorios. No soy ducho en la materia, pero por lo visto para estar bien en el mundo budista hay que pasar un tiempo siendo monje o algo así. No lo tengo claro y me da un poco igual, pero es como el servicio militar espiritual para los seguidores de buda. Para mi el templo más guapo de todos es el de la plata o Wat Sri Suphan. Se sale por todos lados este templo con pinta de haberlo hecho con hojalata. Es impresionante, si no por su tamaño sí por las formas y el aire diferente al resto. El hecho de que no tenga casi nada dorado, salvo un buda que le da el contraste perfecto, lo hace especial, porque el resto siempre tiene que tener algo dorado, aunque sea plastiquete, porque ya os lo adelanto yo antes de que os enteréis vosotros por otras fuentes: ¡Lo dorado no es oro!

Silver temple in Chiang Mai
Silver temple in Chiang Mai

Pues eso, muchos templos y muchos mercadillos. Algunos de papeo (bien, molan, aunque higiénicos no lo son del todo) y otros de venta de recuerdos para el turista. Yo pasé por uno de ellos en el que te obligaban a llevar mascarilla, te tomaban la temperatura y te tenías que dar gel de manos y obviamente me negué a pasar por todo eso para ver un mercadillo, que es un mercadillo, ¡hostia!

Y para finalizar el paseo por Chiang mai tengo que hacer referencia a unos complejos que hay en las montañas. Es decir, excursiones por aquí tenéis las de dios para hacer, pero cerca de la ciudad hay como unos puntos turísticos también importantes en los que puedes visitar ¡más templos! También puedes hacer un mini trekking por la montaña de los monos y visitar una caída de agua. El entorno está chulo, naturaleza. No voy a ponerle ninguna pega. Los taxis pick up rojos te llevan por 100 baths o algo así a esos lugares. Yo anduve hasta la caída de agua, las Huay Kaew waterfall, en un paseo agradable.

En resumen, que parece que no he dejado claro si me ha molado o no, la respuesta es sí, pero con matices. He disfrutado de esos pequeños detalles que he relatado y me ha defraudado el enfoque tan turístico, haciéndome pensar que lo que me queda por delante va ser más de lo mismo.

No fui a Chang Rai, no. Leía y leía sobre ella y lo que más recomendaban era ¡más templos! y encima para llegar es un marrón porque están a tomar por saco lejos de la ciudad. Para mi gusto ya he tenido suficiente, aunque, seguro que viene alguien y me dice que me he equivocado al no ir.

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