Asia,  mochilero

Primeros días en Bangkok

Bangkok es un horno

Efectivamente, lo que debo decir de mis primeros días en Bangkok es que aquí hace un calor que flipas. Yo estoy duchándome como 3 veces al día de media y aún así tengo la sensación de que huelo a chotuno todo el día.

Estoy hablando de Bangkok, pero me dicen que en todo el país es igual, calor húmedo que te mueres. Voy a intentar relatar mis primeras horas por la capital tailandesa. De momento no he estado lo suficiente como para tener una visión amplia, pero alguna cosica he visitado. Lo que sí podría decir es que a ratos no es nada disfrutable, en cambio hay situaciones y momentos que te hacen pensar que puede molar bastante. Es lo que tiene no vivir un tiempo en los lugares que visitas, que te montas tus películas y se crean dudas.

Lo malo es el calor, un infierno y no exagero. El problema se agrava porque en todos lados suelen poner el aire acondicionado al 10 y claro, estás que te sales, pero cuando te da por ir a la calle, ya estás jodido. En todo caso yo creo que la ciudad da mucho de si, y lo digo sin que haya hecho mucho. También os digo que ayer cuando caminaba por el barrio de Siam lo hacía convencido de que no me estaba gustando la urbe, que era un poco locura, pero como digo siempre y como he dejado plasmado aquí, juzgar a una capital de un país por unas horas de caminata y poco más es un error grave y el que caiga en él, mal asunto. 

En dos días he visitado el palacio real templo o lo que sea, ese en el que está el buda esmeralda, pero como estaba el rey de visita, pues fue algo fugaz mi paseo. Está guapo, pero es caro entrar, además hay bastante peña que quiere estafarte. No quieren robarte, lo que desean es que pases de ir al templo y que les acompañes en un hipotético paseo idílico por donde a ellos les sale del horto por un precio módico. No me apetece, la verdad. Normalmente se piensa que el turista es alguien a quien le mola lo que todo el mundo hace. Yo he aprendido que normalmente donde va Vicente es una puta mierda explotada para borregos. No es siempre así, pero en un alto porcentaje sí, rotundamente y mi experiencia lo avala.

Pues eso, el templo ese del buda esmeralda y los monjes naranjas y no he ido a más templos, los he visto por fuera y son muy guapos, pero templos al fin y al cabo. Me moví a Khao san Road a cambiar dinero y por la noche no sé, igual es la re hostia santa, que lo dudo, pero por el día es como una calle de marcha de una ciudad al azar, con sus olores y su mierda. No sé yo si algo tan mitificado me va a mi a molar yendo de marcheta nocturna. Anduve por los canales, incluso pillé una lancha para moverme, de esas de línea que utiliza los locales y me pareció un transporte cojonudo y barato. Bangkok tiene buenas comunicaciones, sin duda. Buen metro, lanchas, autobuses viejunos, taxis baratos, tuk tuk’s y mototaxis. Estas últimas tienen una pinta kamikaze muy molona, pero que no cuenten conmigo. 

Ya por la tarde, esperando que el sol fuese cayendo y que la ciudad empezase a iluminarse me acerqué al Lumphini park, un lugar muy interesante donde fotografiar el skyline y disfrutar de un agradable paseo entre miles de personas haciendo deporte o bailando al ritmo de música de vídeo juegos y alguien vociferando por encima de esa música. Se ponen en ese plan, bailan, saltan y se lo pasan de puta madre. Así tienen la poca carne que tienen, alimentación sana (ahora hablo de eso, ya voy) y deporte. Se cuidan y el hecho de que todo dios lleve mascarilla a estas alturas dice mucho de su cuidado.

Voy al tema de la comida, que parece que lo estáis deseando: Rica y rara. Las dos cosas son buenas. Rica es obvio, los tipos trabajan muy bien todo y le dan intenso sabor al papeo, de hecho los sabores a veces son demasiado sorprendentes con texturas que todavía te extrañan más. Sí, hay escorpiones fritos en los puestos callejeros de chinatown, pero fíjate, creo que es más un reclamo turístico que comida que alimente a los tailandeses. Y ¿quién estaba comiendo escorpiones y dando la nota? pues parece obvio, un español. Y no un español cualquiera, era un español que o era o quería ser youtuber famoso. Iba con su cámara propio, qué sé yo, igual era su coleguita y pensaban que eran dos callejeros viajeros youtubers dando a conocer algo que nadie nunca jamás había visto en pantalla cuando se habla de Bangkok. Llegáis tarde, muy tarde, pero muy, muy tarde chavales. Queréis tener vuestro momento de fama, haciendo cortes y empalmes con unas cámaras y aparatejos carísimos para conseguir una producción tremenda, pero el contenido, me da a mi, va a ser una puta mierda si lo que mostráis son escorpiones fritos, qué novedad, joder. 

Lo de los viajeros creadores de contenido ya no se sostiene, son unos vendedores de mierda que lo que desean es que alguien les pague su viaje y su rascarse los cojones y yo he aprendido que en esta vida hay cosas donde no todo vale, una de ellas tiene que ver con el dinero y la manera de hacerlo. No todo vale.

(Lo de los creadores de contenido)

Permitidme hacer un pequeño paréntesis para dar mi opinión sobre los creadores de contenido viajeros. Y lo hago porque me jode un huevo que mi pasión se esté mercantilizando tantísimo por personas sin escrúpulos. Si no queréis que os suelte la chapa dadle al scroll y os saltáis esta parte. 

Cada día más, me salen más y más anuncios en las redes sociales con ofertas de cursos para que emprendamos y realizarnos como nómadas digitales. A priori es el sueño de cualquiera, vivir de puta madre trabajando lo justo y viajando la de dios. Esos cursos, los que los anuncian y los que los imparten son unos vende crecepelo que quieren sacarte la pasta para seguir pegándose la vida padre. Y es así, no hay más. Los nómadas digitales van de hostel en hostel y no de los caros, de los baratos, y lo sé porque me he cruzado con ellos y yo voy a los mismos que ellos. Que no os vendan la moto, la vida de nómada digital a priori no es tan idílica. No hay curro para todos y algunos están de voluntarios en hostels llevando las redes o las páginas webs. ¿Viven sin currar? No, curran y mucho. Está el trabajo diaro y está la búsqueda de trabajos, además de estar todo el santo día dando la paliza en las redes, ya sea vendiendo algo o haciendo publi de algo, así que no compréis esos cursos de mierda. En la gran mayoría de los casos se podría decir de ellos que son unos jodidos vende humos, Vaya manera más asquerosa de echar por tierra lo maravilloso de viajar, mercantilizándolo al máximo.

(continuo con lo mio)

Pues eso, que anduve también por chinatown y había mogollón de puestecitos de comida, no todos con muy buena pinta, aunque algunos se salvan de la quema.Yo, que no como bichos, he tenido mis problemillas al principio, pero te das cuenta rápido que aquí hay más opción de salvar la papeleta que en mi ciudad natal. De hecho hay una palabra de su vocabulario, que parece el símbolo de las L7, indicando que ese lugar o plato es vegano. Mi truco es llevar la palabra vegetariano traducida al tailandés en el móvil y me acerco con eso, viendo como ponen cara extraña ellos al ir yo con la pantalla por delante, y asunto solucionado. Todo muy bien y todo perfecto, aunque a veces solo puedes elegir entre sopa o sopa, que está muy rica, sí y muy picante, también, y aunque dicen que para regular el cuerpo respecto al calor viene bien meterle algo hirviendo, a priori no parece la mejor opción, aún así los sabores son tan espectaculares que yo me la meto entre pecho y espalda y a gozar como un gorrino.

De bangkok por el momento no voy a contar más, me voy hacia el norte y no sé cuando volveré. Supongo que haré visitas relámpago cuando venga de por allá arriba y quiera ir a Camboya o decida ir a las playas. Sé que me dejo un montón, pero lo más probable es que hable algo más de la ciudad en los próximos capítulos.

Deja un comentario