Un breve viaje por Uruguay
Como el título dice, me decidí a realizar un breve viaje por Uruguay, y ciertamente, fue todo un acierto.
Montevideo lo tiene. No sé si todo Uruguay, pero la capital lo tiene. Atesora ese ambiente decadente portuario que me gusta en las ciudades costeras.
Llegué hace una semana a sudámerica con el ánimo de vivir lo que hace doce meses me enamoró y aunque la idea es la de tomarme las cosas con más calma que en el anterior viaje, pensar en conocer otros países me seduce enormemente.
He pasado en Buenos Aires unos productivos días, disfrutando de exóticas actividades y reencontrándome con viejos amigos. Amistades que perduran en el tiempo, amigos francamente generosos, que abren su casa, su corazón y me atienden pacientemente.
El hecho es que me surgió la oportunidad de viajar a Uruguay, está cerca y me atraían algunos puntos turísticos interesantes. Cruzar el río de la plata en ferry es sencillo y no especialmente caro, hay varias compañías, pero yo me decanté por buquebus y colonia express.
Rumbo a Uruguay
La salida en ferry desde Buenos aires no es que tenga un encanto especial, es un puerto con bastante hierro oxidado flotando, pero todo me fascina, cada pequeño detalle me llama la atención. La suerte estuvo en que el buque tenía pasarela en la popa, así que salí un rato para tomar unas instantáneas de la capital argentina que iba haciéndose chiquita en la lejanía. Tampoco mucho, ya que una vez que el barco viró, nos quedamos sin la imagen icónica.
Llegar a Uruguay vía ferry
No me gusta nada dar datos técnicos, en cuanto precios, horarios y ubicaciones en el blog. Quizá sí como experiencia, pero sin ánimo de ser o parecerme a una guía de viaje tipo Lonely planet. Si mi relato puede ayudar, perfecto, pero no me entusiasma la idea de que los datos queden desactualizados y que más que informar, equivoque al que me lee.
Así que lo que puedo decir es que sí, efectivamente, son varias las empresas que hacen el trayecto en ferry desde puesto madero a Colonia del sacramento o Montevideo. Desconozco si hay ferrys a otros puntos de Uruguay, seguro que sí, pero parece ser que lo más común es atracar en esos dos lugares.
Con los precios pasa un poco lo mismo, varían dependiendo de la clase, días de antelación e incluso horarios, así que si la idea es viajar con ellos, estés bien al loro porque no es precio fijo. A mi me costó (2023) en torno a 50 euros (i/v), más o menos.
¡He llegado!
Obviamente pasé controles aduaneros, por muy hermanos que parezcan argentinos y uruguayos, de ésto no se libra nadie. Y una vez pasados los controles, ya está, acabas de entrar a Uruguay, ese país que pensabas que jamás ibas a visitar.
Es curioso, pero pocas personas en Europa me habían recomendado ir. Incluso un uruguayo al que conocí en un empleo no me dijo mucho de su país, ni bueno, ni malo. «Vacas» , eso me contestó cuando le pregunté por sus atractivos. Y es cierto, hay vacas como para parar un tren, mil trenes de hecho. Y ésta es otra de las cosas por las que a uno le puede parecer atractivo el país; las lenguas carnívoras cuentan que su carne y manera de cocinarla es estupenda. Si caminas por las calles de sus ciudades (al menos las dos visitadas) te encuentras esos olores a churrasco, carne asada, brasa, madera quemada, etc.
Aunque no solo es ese el olor que impregna todo a tu alrededor, como bien sabéis el consumo de marihuana en Uruguay es legal, no así su venta, así que es normal que el olor a asado se mezcla en determinadas circunstancias con el de la yerba, y no la del mate.
Colonia del Sacramento
Colonia del Sacramento es una pintoresca ciudad, gran parte de ella está dominada por casitas bajas, de corte que yo denomino portuario, colonial portuario. Es un estilo que me he inventado yo, mejor dicho, es un estilo que uso mal yo para referirme a ese tipo de casitas bajas, con puertas de madera como cortinaje en las ventanas y que tienen ese aire de película de marineros borrachos. Mirando las fotos os podéis hacer una idea. Además, su adoquinado le proporciona todavía más el aire característico.
Yo recomiendo su visita, aunque sea solo para pasar una noche y pasear disfrutando del faro o por las orillas del río de la plata, un bonito reclamo para los españoles y portugueses debido a la historia que hubo entre ellos cuando lucharon por este enclave tan importante.
Yo me dediqué a eso, a pasear y observar. Recomendaría el muelle, que está cerrado al público, pasear por la costanera y sentarte en algún parquecillo a ver la vida pasar, todo un placer.
Autobús a Montevideo
Igual que con el ferry, hay varias compañías para viajar de Colonia a la capital. Yo utilicé tanto en la ida como en la vuelta los buses de COT, primero tomando uno con múltiples paradas y a la vuelta pillando uno directo, en el que también se podían ver muchas vacas por la ventanilla, pero de manera más rápida.
Tengo la obligación de comentar algo que si no me parece del todo negativo, si puede condicionar el viaje. A mi al menos si que me supuso un pequeño extra a la hora de ir con ojo. No, no es la inseguridad, no me ha parecido un lugar complicado en ese aspecto, de hecho me ha parecido un lugar bastante agradable en cuanto a tensiones del estilo, me refiero a los precios.
Voy a soltarlo a la brava; Uruguay para un español, es caro. Hay que ir con mucho tiento para que no se te descuadre el presupuesto, y aún así, se descuadrará. Me ha llamado mucho la atención la diferencia con Argentina, pero es que es llamativo que por norma, los alimentos, estarían casi al doble de precio que en España. Hospedarse y comer carne en restaurante no es prohibitivo, yo lo hice en hostels y estaban a coste razonable, lo de la carne me lo han contado, pero los alimentos, ¡oh, Mamma! ¡Una locura! Pensé entonces que los sueldos medios eran altísimos, pero no, para nada. Si comparas nuestra renta per cápita con la suya, todavía entiendes menos qué demonios está pasando.
La capital de Uruguay
¿Merece la pena visitarla?
Totalmente. A mi me gustó. Solo estuve dos noches y eso no es tiempo suficiente para juzgar una ciudad, y menos una capital, porque es imposible hacerse una idea de la vida de sus habitantes, pero quizá como toma de contacto, centrándome en mis sensaciones, en lo que sentí yo esos dos días podría asegurar que bien puedes pasar un par de días más, si el presupuesto te lo permite, disfrutando de caminar por sus calles llenas de detalles. Las preciosas fachadas que inundan la ciudad, las ramblas en la costanera, los paseos al lado del mar engalanadas con cientos de palmeras por el que decenas de personas hacen deporte o bañarte en las playas municipales de arena fina.
En lo personal, una vez más disfruté de buena compañía y charlas en los hostels en donde pernocté. Me encontré con personas estupendas que en algún caso hicieron de guía, me aconsejaron y me proporcionaron cariño y amistad sincera, ninguna novedad por estas tierras. No me sorprende ya que al parecer los Argentinos y los Uruguayos comparten esa manera de ser.
Montevideo es uno de esos lugares con luz, brillantes y atractivos al que nunca le (he) hemos prestado atención, pero que sí, por supuesto, a partir de ahora habrá que defenderla como punto interesante que visitar.
Ha sido una bonita experiencia y aunque viajé entre semana podría tomarlo como un buen fin de semana largo, una aventurilla corta que quizá algún día repita.